https://doi.org/10.56219/letras.v64i105.3290
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Artículo
(Sánchez-Albornoz, 2006, p. 35) y las ideas se expresan en palabras. El español aprehendió palabras de las lenguas nativas para poder nombrar, explicar, sentir la inédita sociedad que se construía. De este modo, llegan al español voces ancestrales como ají y mote cuyo andar lingüístico parece claro y con toda probabilidad guardan cambios fonéticos. El origen de guatita es más opaco, pero no su composición híbrida, mestiza. Dos voces cierran este acercamiento al habla ecuatoriana: ceviche y viche. Mientras la primera ha sido tratada, revisada y hay varias propuestas sobre su etimología, la última ha pasado desaperciba hasta ahora. El origen del par de piezas genera dudas, su documentación no las despeja, habrá que continuar indagando. Luego de esta búsqueda, quedan tareas pendientes como cada vez que se otea el pasado.