https://doi.org/10.56219/letras.v64i105.3290

Vol. 64 (105), 2024, pp.471-510 -Segundo semestre / julio-diciembre

ISSN-L 0459-1283 e-ISSN - 2791-1179

Depósito legal: pp. 195202DF47

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que “su director, Galo Urbina, se autodefinía también como un migrante” (p. 175). Como es de esperarse, hubo otros inventarios. Por ejemplo, Ampuero (2008/2013), también hace gala del paladar andino gracias a la voz de Franklin Guayta. Él, migrante, panadero de oficio y exitoso empresario en Madrid, distingue el sabor de su niñez y el sabor nuevo:

Al ecuatoriano le gusta su pan. El de aquí es agua, harina y sal, el nuestro lleva huevo, grasa, aceite, es el que queremos llevar a nuestra mesa y punto. Tiene razón. Resulta inevitable, al ver las bandejas llenas de cachitos, pan de leche o lenguas de gato, que la nostalgia se convierta en hambre y querer llenarse la boca de sabor a patria. [Énfasis agregado]. (p. 96)

La autora también rememora cuando evalúa la labor de Franklin, quien ayuda a sus compatriotas ofreciéndoles los productos que endulzan la morriña. De él dice que logra que “inmigrantes lleven a su mesa cachitos, pan de Ambato, pan de yuca, rosquitas, suspiros, caracoles y otros dulces de la repostería ecuatoriana. ” (p. 93).

De estos afligidos fragmentos se seleccionaron las siguientes unidades léxico-semánticas pensando en la historia de la lengua española: higo, cebolla, durazno, encebollado, arroz, menestra, ají, mote, guatita, ceviche y viche. Como se advierte, para revisar su cruzada no se trabajará con el nombre completo del plato “viche de pescado ” o “mote de chicharrón”, se opt ará como punto de partida lexías simples. ¿Por qué estas y no otras? Porque en una revisión previa y a vuelo de pájaro efectuada se apreció que este conjunto recorría buena parte de la historia de la lengua española: permite aludir al griego, al latín y al árabe; revisa el español antes de su extensión ultramarina y testifica la contribución de las lenguas ancestrales americanas, por ejemplo.

Con el propósito de escudriñar sobre la vida de estas voces, de ubicarlas cronológica y geográficamente, de inquirir acerca de su movilidad, alteración, vigorosidad y sus (o no) movimientos, se acudió a varias obras lexicográficas. Para revisar la perspectiva pretérita, fue de gran ayuda el CORDE, Covarrubias (1611), Corominas (1987); para la presente, el Diccionario de Americanismo (DA, 2010), el Diccionario de la Lengua española (DLE, Actualización 2023) y el Diccionario de Ecuatorianismos (DE, 1995); y para la revisión de los indoamericanismos fue importante el barrido a diccionarios bilingües kichwa-español. Como es de esperarse, en esta investigación documental se aplicó el método comparativo. Se