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ROBERTO FERNÁNDEZ RETAMAR:
UN SURTIDOR HUMANISTA ENTRE LA POESÍA Y EL DOGMA
1
RESUMEN
Roberto Fernández Retamar (1930-2019) fue uno de los ensayistas y poetas cubanos y
latinoamericanos más relevantes de la segunda mitad del siglo XX y las primeras dos
décadas del XXI. Este artículo bosqueja resultados esenciales de su quehacer profesional,
específicamente aquellos vinculados a la teoría y la crítica literaria en el continente. La
técnica empleada es la revisión bibliográfica y documental y el objetivo general del texto es
sistematizar de forma crítica aunque necesariamente breve algunas de las
fundamentales áreas de trabajo y nodos de pensamiento de este destacado catedrático.
Varios analistas señalan desniveles o algún enfoque ideológico dogmático en su obra,
asociados a la militancia política y el ejercicio burocrático que mantuvo durante décadas
como defensor del régimen cubano derivado de la revolución de 1959. Sin desconocer esta
falencia, el artículo concluye que la vocación humanista y la indagación constante en torno
a la poesía, con especial énfasis en la continuidad del ideario universal de José Martí,
otorgan a la obra de Fernández Retamar un trascendental relieve. La refinada producción
intelectual que alcanzó lo instala, con sobrada autoridad, en el "reino autónomo" de la
mejor literatura.
Palabras clave: Roberto Fernández Retamar, crítica y teoría literaria, ideológico
dogmático, humanista. Recibido: 19/11/2023 Aceptado: 10/03/2024
1
Este artículo es resultado de la asignatura Estudios Literarios en América Latina, impartida en el Doctorado en Literatura
Latinoamericana de la Universidad de Concepción por los doctores Aníbal González y Mario Rodríguez, a quienes el autor expresa su
s profunda gratitud. Asimismo, desea agradecer las posteriores lecturas y observaciones de los doctores Mariela Fuentes, Alina López,
Julio Antonio Fernández y Abel Somohano. Jesús Arencibia Lorenzo es becario ANID (Doctorado Nacional/2021-21210051).
Jesús Arencibia Lorenzo
Licenciado en Periodismo (2006). Máster en
Ciencias de la Comunicación (2012). Profesor de
la Universidad de La Habana (2006-2018) y
adjunto de la Universidad Hermanos Saíz Montes
de Oca, de Pinar del Río (2018-2021). Diplomado
en Locución Básica (2012), Fotografía (2014) y
Humanismo y Sociedad (2014). Actualmente
cursa un doctorado en Literatura Latinoamericana
en la Universidad de Concepción (Chile), como
becario ANID (2021-2025).
arencibialorenzo@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-8775-722X
Universidad de Concepción, Chile
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Artículo
Roberto Fernández Retamar: A humanist source between poetry and dogma
ABSTRACT
Roberto Fernández Retamar (1930-2019) was one of the most relevant Cuban and Latin
American essayists and poets of the second half of the 20th century and the first two
decades of the 21st. This paper outlines the essential results of his professional work,
specifically those related to literary theory and criticism in the continent. The technique
used is the bibliographic and documentary review and the general objective of the text is to
systematize in a critical -although necessarily brief- way some of the fundamental areas of
work and nodes of thought of this outstanding professor. Several analysts point out
unevenness or some dogmatic ideological approach in his work, associated with the
political militancy and bureaucratic exercise he maintained for decades as a defender of the
Cuban regime derived from the 1959 revolution. Without ignoring this shortcoming, the
article concludes that the humanist vocation and the constant research on poetry, with
special emphasis on the continuity of José Martí's universal ideology, give Fernandez
Retamar's work a transcendental relevance. The refined intellectual production that he
achieved installs him, with ample authority, in the “autonomous kingdom” of the best
literature.
Keywords: Roberto Fernández Retamar, literary theory and criticism, ideological
dogmatic, humanist.
Roberto Fernández Retamar : une source humaniste entre poésie et dogme
RÉSUMÉ
Roberto Fernández Retamar (1930-2019) a é l'un des essayistes et poètes cubains et
latino-américains les plus importants de la seconde moitié du XXe siècle et des deux
premières décennies du XXIe. Cet article présente les résultats essentiels de son travail
professionnel, en particulier ceux liés à la théorie et à la critique littéraires sur le continent.
La technique employée est celle de la revue bibliographique et documentaire, et l'objectif
général du texte est de systématiser de manière critique - bien que nécessairement brève -
quelques-uns des domaines fondamentaux de travail et des nœuds de pensée de cet éminent
professeur. Plusieurs analystes soulignent l'inégalité ou l'approche idéologique dogmatique
de son œuvre, liée au militantisme politique et à l'exercice bureaucratique qu'il a maintenu
pendant des décennies en tant que défenseur du gime cubain issu de la révolution de
1959. Sans ignorer cette lacune, l'article conclut que la vocation humaniste de Fernández
Retamar et sa recherche constante de la poésie, avec un accent particulier sur la continuité
de l'idéologie universelle de José Martí, confèrent à son œuvre une importance
transcendantale. La production intellectuelle raffinée qu'il a réalisée l'installe avec autorité
dans le « royaume autonome » de la meilleure littérature.
Mots-clés: Roberto Fernández Retamar, théorie et critique littéraire, dogmatique
idéologique, humaniste.
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Roberto Fernández Retamar: Una fontana umanista tra la poesia e il dogma
RIASSUNTO
Roberto Fernández Retamar (1930-2019) è stato uno dei saggisti e poeti cubani e
latinoamericani più importanti della seconda metà del XX secolo e dei primi due decenni
del XXI. Lo scopo di questo articolo è stato quello di configurare gli esiti essenziali del loro
lavoro professionale, in particolare quelli attaccati alla teoria e alla critica letteraria nel
continente. La tecnica usata è stata quella della revisione bibliografica e documentaria e lo
scopo generale del testo è quello di sistematizzare in modo critico - pur necessariamente
breve - alcuni ambiti fondamentali di lavoro e nuclei di pensiero di questo professore
eccezionale. Diversi analisti sottolineano delle disuguaglianze o qualche approccio
ideologico dogmatico nel suo lavoro, unito alla militanza politica e all’esercizio burocratico
che ha tenuto per decenni come difensore del regime cubano derivato dalla rivoluzione del
1959. Senza ignorare questo squarcio, l’articolo conclude affermando che la vocazione
umanista e la costante indagine sulla poesia, con particolare interesse per la continuità
dell'ideologia universale di José Martí, danno all'opera di Fernández Retamar una rilevanza
trascendentale. La raffinata produzione intellettuale che raggiunse lo consacra, con ampia
autorevolezza, nel "regno autonomo" della migliore letteratura.
Parole chiavi: Roberto Fernández Retamar, critica e teoria letteraria, dogmatico
ideologico, umanista.
Roberto Fernández Retamar: Uma fonte humanista entre a poesia e o dogma
RESUMO
Roberto Fernández Retamar (1930-2019) foi um dos mais importantes ensaístas e poetas
cubanos e latino-americanos da segunda metade do século XX e das duas primeiras décadas
do século XXI. Este artigo descreve os resultados essenciais de seu trabalho profissional,
especificamente aqueles relacionados à teoria e à crítica literária no continente. A técnica
empregada é a revisão bibliográfica e documental, e o objetivo geral do texto é sistematizar
de forma crítica - ainda que necessariamente breve - algumas das áreas fundamentais do
trabalho e dos nódulos de pensamento desse notável professor. Vários analistas apontam
desníveis ou uma abordagem ideológica dogmática em sua obra, associada à militância
política e ao exercício burocrático que manteve durante décadas como defensor do regime
cubano resultante da revolução de 1959. Sem ignorar essa lacuna, o artigo conclui que a
vocação humanista e a constante pesquisa poética de Fernández Retamar, com especial
ênfase na continuidade da ideologia universal de José Martí, conferem à sua obra uma
importância transcendental. A refinada produção intelectual que alcançou o posiciona, com
autoridade, no "reino autônomo" da melhor literatura.
Palavras-chave: Roberto Fernández Retamar, teoria e crítica literaria, ideológico
dogmático, humanista.
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Artículo
Creo en la poesía de riesgo y verdad que surge necesaria
de una situación concreta, no en los moldes ni en las fórmulas.
Creo en la vertiginosa complejidad del ser humano, de la vida.
Por ello una poesía puede, y acaso debe, ser política e íntima,
esperanzada y amarga, humorística y dolorosa
R.F.R. (2019b, p.9).
1. INTRODUCCIÓN
No habían cesado aún las expresiones de duelo por la muerte de Roberto Fernández
Retamar (La Habana, 1930-2019), cuando en el periódico español El País, el joven y
multipremiado escritor Carlos Manuel Álvarez (2019), lo retrató como "un turista en el país
del proletariado", "un mal poeta", "con su chivo, su boina, su portafolio cargado de
poemuchos y papeles administrativos, y su imbatible obediencia y sumisión".
Seis días más tarde, el 3 de agosto, el propio diario dio a la luz otro artículo, firmado
por la escritora y profesora de la UAM Selena Millares (2019), que enfocaba de manera
totalmente opuesta la figura del desaparecido intelectual. "[Sus] versos y ensayos lo han
convertido, desde hace mucho, en un clásico de las letras hispanoamericanas, más aldel
contexto que le tocó vivir", sostenía Millares; para quien la poesía del cubano "es ajena a
servidumbres ideológicas, y constante en su profesión de humanismo".
Del otro lado del Atlántico, las referencias polémicas al ensayista caribeño también
sobresalieron. Elena Poniatowska (2019) evoa Retamar junto a la filósofa Ágnes Heller
(1929-2019), a la sazón también fallecida. "Son muchos los libros que los estudiantes
abrirán en el futuro con reverencia, entre ellos, los de esta mujer nacida en Budapest,
Hungría, […] y los de un poeta cubano […] que escogió jugársela con su isla caimancito",
afirmaba la Premio Cervantes.
A corregirle la plana a la Poniatowska se apuró el ensayista e historiador Rafael
Rojas (2019), pues, en su criterio, más que similitudes, había que subrayar las profundas
diferencias entre ambos intelectuales: "Retamar murió en La Habana leal a Fidel [Castro],
Raúl [Castro] y el Partido Comunista; Heller en Balatonalmádi, en pie de lucha, a sus 90
años, contra el autoritarismo xenófobo y racista de Viktor Orbán".
No era de extrañar que el deceso de quien fuera director de la Casa de las Américas
y de su revista homónima durante décadas trajera tales turbulencias de remembranza. La
vida de este intelectual afiliado al gobierno cubano (llegó a ser miembro de su Consejo de
Estado) estuvo marcada por las polémicas que recorrieron la segunda mitad del siglo XX y
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las dos primeras del XXI en torno a conceptos como "revolución", "tiranía", "intelectual",
"democracia", "socialismo", "imperialismo".
En este artículo, que usa como técnica de investigación la revisión bibliográfica y
documental, hacemos un recorrido valorativo por su legado teórico y crítico, referente de
muchos análisis en Hispanoamérica. La hipótesis que manejo es la siguiente: La auténtica
vocación humanista y la defensa a ultranza de la poesía, con especial profundización en la
continuidad del pensamiento latinoamericanista de José Martí, hacen que la obra de
Fernández Retamar trascienda las chaturas que su propia militancia política y ejercicio
burocrático le endosaron. Ensayista, catedrático, promotor cultural, editor, traductor: poeta,
Retamar alcanzó una depurada producción intelectual que, a pesar de estar marcada por
ciertos enfoques ideológicos dogmáticos, se situó en el reino autónomo de la mejor
literatura.
Puesto que se hablamos de vocación humanista, es oportuno hacer un paréntesis
para acercarnos los múltiples relieves que podrían distinguir al término que le da origen.
Más allá de la imposibilidad de definir con precisión inequívoca el concepto de lo humano
(Castillo, 2014), el humanismo, en tanto tendencia de pensamiento y conducta, “actitud
espiritual” (Gavilán, 1999), inspiración de “amplia y duradera influencia” (Cordua, 2013,
p.11), está asociado a lo reflexivo, a la indagación histórica, artística y filológica, a la
búsqueda de la dignidad innata del hombre y el fomento de sus potencialidades críticas
(Castillo, 2014; Gavilán, 1999; Said, como se cita en Spang, 2007).
De a que su concreción podría vincularse al “logro de la forma mediante la
voluntad y la agencia humanas” y al “ejercicio de continua puesta en cuestión y
acumulación de un conocimiento abierto a las realidades históricas” (Said, como se cita en
Spang, p.264). Esta postura de rigor indagatorio, solidario y creativo ante la vida, con
anclajes en la tradición greco-latina, implica una “genuina cultura intelectual” manifiesta en
“alta consciencia, interioridad espontáneamente ética”, “pura disciplina de la ciencia”
incorporada a la existencia diaria (Gavilán, 1999, p.22).
Si fuese posible concentrar en una escena vital todos los vaticinios, contradicciones,
luces y reproches que rodearían la obra retamariana esencialmente humanista, como
iremos argumentando en el lapso de 60 años, esa escena podría ser el momento en que el
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entonces joven poeta habanero, a bordo de un ómnibus que lo conducía a casa de sus
padres, aquel tumultuoso día triunfal de la Revolución cubana, utiliza un papel que llevaba
encima para escribir los versos de "El otro. (enero, 1ro., 1959)"…
"Nosotros, los sobrevivientes,
¿A quiénes debemos la sobrevida?
¿Quién se murió por mí en la ergástula,
Quién recibió la bala mía,
La para mí, en su corazón?
¿Sobre qué muerto estoy yo vivo...?"
(2019b, p.130-131).
Este, que a larga resultaría su poema "más conocido y traducido" (2017, p.110),
resumiría, en el espíritu del creador, lo que vendría a ser un sentir omnipresente en su
poética y quehacer intelectual posteriores: el sentimiento de deuda con quienes cambiaron
radicalmente la historia de Cuba y el deber de trabajar en pro de la revolución triunfante,
para ser digno de esa sobrevida que tantos otros no alcanzaron.
2. Desarrollo
2.1. Primeros estudios: generaciones poéticas y estilística
Aquel delgado vate, de sonrisa melancólica, como lo evoca Cintio Vitier (2009,
p.9), ya había recorrido mundo y lecturas en 1959, a sus 29 años. De Julián del Casal y
Martí le venían los impulsos poéticos primigenios. De Miguel de Unamuno la pasión
ensayística y el sentimiento trágico de la vida. Doctorado en Filosofía y Letras en la
Universidad de La Habana (UH) en 1953; con estudios posteriores en La Sorbona de París
y la Universidad de Londres, ya conocía asimismo México, Estados Unidos, Italia, España,
Grecia, Bélgica y Holanda; había enseñado durante un curso en Yale y tenía pendiente una
invitación para convertirse en docente de la Universidad de Columbia. Sin embargo,
declinó esta última para retomar cátedra en la UH y comenzar una agitada y
multidimensional vida en los ambientes culturales generados por el nuevo poder
revolucionario de la Isla. Como ha señalado el profesor Keith Ellis (1990, p.1217), desde
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sus primeros poemas, anteriores a 1959, ya el hondo patriotismo y la veneración de los
héroes eran tópico recurrente en su discurso lírico. Sobre el poeta y líder político cubano
Rubén Martínez Villena, dejó escrito en 1950:
Rubén de la ceniza que permanece y habla,
No supimos tu forma luz de cuerpo presente,
Ni tu voz abrazando palabras, ni tus ojos;
Pero hoy, cuando en tu sitio las hierbas reverdecen,
Desde el fondo, entre oscuras y seguras semillas,
El corazón terrestre donde crujen los hombres
Ha devuelto tu herida silueta, tu recuerdo
Cegador como el oro, curvado como el cobre. […] (2009b, pp.21-22).
Pero junto a los fuegos de la poesía, desde muy temprano también encauzó
inquietudes investigativas en torno a la literatura y la lingüística. Su tesis de grado: La
poesía contemporánea en Cuba (1927-1953) implicó, a decir de Cintio Vitier, un "estudio
cabal, viviente y matizado" que habría de ser "obligada referencia y fuente de consultas y
sugestiones para los estudiosos de nuestra literatura" (2009, p.10). En dicha investigación,
valiéndose de la teoría de las generaciones de Julius Petersen, logra Retamar una exhaustiva
y mesurada caracterización de la segunda y tercera hornadas de poetas después de
inaugurado el siglo XX en la Isla. Sobre el tránsito de una a otra, apunta:
Si los poetas de esta generación, en términos muy amplios, se plantearon en lo
interior, una huida o una participación de lo circundante; y, en lo formal, un disfrute
de la palabra, de raíz culta […] o de raíz popular, la generación siguiente tendrá ante
otras metas. […] La palabra querrá ser ahora vía de comunicación de lo inefable
(comunicación, generalmente, de raíz religiosa); y, aun, medio de conocimiento, de
apresamiento de lo exterior. A esta poesía surgida a raíz de la frustración
revolucionaria e iniciada por José Lezama Lima, hemos dado el nombre de
"trascendentalista". (2009, p.19)
También indagando los cauces de la creación lírica y luego de deslumbrarse con
Poesía y estilo de Pablo Neruda. Interpretación de una poesía hermética, de Amado
Alonso, incursionó Retamar en una disciplina "que entonces disfrutaba de singular boga: la
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estilística" (2011, p.7). Con las pautas de Alonso y otros académicos del momento,
sistematizó su volumen Idea de la estilística, que fue editado por la Universidad Central de
Las Villas y se terminó de imprimir el 29 de diciembre de 1958.
En las páginas iniciales del libro, el autor define la disciplina que aborda como "el
estudio de lo que haya de extralógico en el lenguaje", puesto que con la función de
representación lógica "solía contentarse la gramática. Las otras dos funciones apelativa y
expresiva constituyen el aspecto extralógico del lenguaje. A ellas, y de modo especial a
la expresiva, las estudia la estilística" (2011, p.20).
La obra se estructuró en cinco capítulos a) Idea de la estilística, b) Estilística de la
lengua o estilística sin estilo, c) Estilística del habla o del estilo, d) Otras investigaciones
estilísticas y e) Final, más una sustanciosa Bibliografía General, con más de 90
referencias. "Impresionados por el rigor, la sistematización y el carácter abarcador y
conciso del trabajo, autoridades en este campo como Helmut Hatzfeld, Yves Le Hir y
Stephen Ullmann lo elogiaron calificándolo como la mejor síntesis de los estudios
estilísticos de esos años" (Ellis, 1990, p.1221). A juicio de Retamar:
la Estilística, después de realizadas búsquedas cuidadosas e imprescindibles en la
lengua, se acerca precisamente a aquellas creaciones del habla en que la atención
expresiva es mayor; en que el hombre hace menos concesiones a la lengua, lucha
por no ser sorbido por el anonimato, peso muerto, y frente a él levanta su realidad,
su expresión, su estilo. (2011, p.24)
Asimismo, esta rama del bien leer y comprender en cierta forma, podría ser
llamada una ciencia del contexto, indicando de tal manera que proporciona el conocimiento
marginal imprescindible para que una obra sea comprendida en su totalidad" (2011, pp.25 y
26).
Al contexto mayor de la creación y la política que se les habría singularmente a los
ojos en aquel torbellino de 1959 América Latina dedicaría Retamar todas sus energías
y habilidades de crítico y teórico. Eso sí, nunca más logró articular "libros orgánicos"
(Mariátegui, como se cita en Fernández Retamar, 2014, p.6), como los dos primeros, sino
que en la vorágine de actividades intelectuales fue dando a conocer durante 60 años
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investigaciones, ensayos, conferencias, textos periodísticos, que armarían el cuerpo de sus
siguientes volúmenes.
2.2. José Martí: alfa y omega
Si hay una presencia reiterada en la obra de Retamar es la de José Martí, "mi autor,
mi ser humano fundamental", como llegó a nombrarlo (2017, p.250). Para él no se trataba
solamente del "último de los libertadores de nuestro continente en el siglo XIX, sino el
primero de los libertadores de nuestra América en el siglo XX" (2017, p.31). Aunque nunca
llegó a concluir un proyecto de biografía ideológica del Héroe Nacional cubano, su
diversidad de textos e indagaciones en torno a la obra del que Alfonso Reyes llamara
"supremo varón literario" lo ubican como una de las autoridades de obligada consulta al
respecto.
Reunidos en el volumen Introducción a José Martí, los enfoques retamarianos se
mueven desde lo historiográfico y político a lo literario en un espectro que deja pocas zonas
creativas del "hombre más puro de la raza" como lo nombró Gabriela Mistral sin al
menos analizar someramente. "Martí, Lenin y la Revolución anticolonial", "La revelación
de Nuestra América", "Martí y Ho Chi Minh, dirigentes anticolonialistas", "Martí en
México. México en Martí", "Ante los sucesos de Chicago", "El 26 de Julio y los
compañeros desconocidos de José Martí", "Naturalidad y novedad en la literatura
martiana", son algunos de los análisis incluidos en la copiosa obra.
Un texto, sin embargo, resulta medular en el libro pues constituyó, según
declarara su autor el antecedente central de "Caliban", su ensayo más reconocido
mundialmente. Se trata de "Martí en su (tercer) mundo". Concebido entre 1963 y 1964, el
trabajo se publicó en su versión completa, por primera vez, en 1965 y desde entonces ha
integrado diversas compilaciones del investigador cubano.
Acaso una virtud y un defecto de "Martí en su (tercer) mundo" sea el "imán" con
que su redactor atrae la figura del Apóstol isleño al presente de aquellos años iniciáticos de
la Revolución en el poder. Toda interpretación nace situada, circunscrita a un contexto, y
allí radica parte de su utilidad; pero a veces el contexto puede "tragarse" ciertas pistas
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interpretativas de carácter más atemporal. Algo de eso es posible deducir leyendo esta
pieza ensayística.
Dividido en siete subunidades a) Vida, b) El mundo colonial y semicolonial, c)
Nuestra América, d) La batalla social, e) Sobre su pensamiento, f) La tarea literaria y e)
Final, el trabajo comienza y termina con alusiones a Fidel Castro, el líder de la
revolución triunfante. Primero, evocando la idea esgrimida por el comandante de que el
Poeta era el autor intelectual del Asalto al Cuartel Moncada, inicio de la gesta que triunfaría
en el año 1959; y, en el cierre, con otra cita de Castro que ubica a Martí como "el más
grande pensador político y revolucionario de este continente" (como se cita en Fernández
Retamar, 2006, p. 79).
Señala Retamar que "Martí no concuerda, pues, con la manera de ser de los
'occidentales' de su tiempo. En efecto, no es uno de ellos
2
". Y que pertenece
"por azar y por consciente aceptación, a otro mundo. Es en él donde hay que verlo
colocado para comprender de veras su tarea, sus propósitos y sus caracteres. No es
con los hombres de las naciones capitalistas subdesarrollantes con quienes debemos
compararlo, sino con los de las naciones del mundo colonial y semicolonial que
llamarían "subdesarrolladas” (2006, pp.37 y 38).
A juicio del ensayista, el texto "fundamental" del Apóstol, "el mayor sustento
histórico" de su ideario (2006, p.47) es el ensayo "Nuestra América”, que en otro estudio
llamará "la verdadera entrada intelectual de Hispanoamérica a la modernidad" (2014,
p.145). De singular agudeza resulta la observación de Retamar de que el Poeta Nacional de
Cuba, que era en sí mismo “la más pasmosa organización literaria”, como lo llamó también
Alfonso Reyes, expresara mayoritariamente su obra mediante géneros de los llamados
"utilitarios", a saber: periodismo, cartas y oratoria. Esto no se comprendería si no se les ve a
esos empeños martianos enfilados "al cumplimiento de la misión de vida que se había
propuesto" como organizador de la gesta independentista (2006, pp.72 y 74).
Caso aparte es su poesía destaca el ensayista, que ni realizó para ganarse la
vida ni puso al servicio de inmediato interés político. Por otra parte, es la única zona
de su obra que reputó digna de aparecer en forma de cuaderno: dos sufragó él
2
El énfasis es del autor citado.
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mismo: Ismaelillo, en 1882; y Versos sencillos, en 1891. Otro dejó sin publicar,
aunque preparó su prólogo: Versos libres. (Fernández Retamar, 2006, p.74)
En cuanto a la ética martiana, el investigador apunta a su "inmensa confianza,
dostoievskiana y prevallejiana, en el acorralado, pero potencialmente radiante ser humano"
(2006, p.69). Y en lo referido a su estética, cita Retamar que Martí ve en el arte "el modo
más corto de llegar al triunfo de la verdad, y de ponerla a la vez, de manera que perdure y
centellee, en las mentes y en los corazones” (2006, p.70 y 71).
Por momentos la carga ideológico-militante del ensayo lleva al autor a expresiones
como esta, de franco matiz propagandista:
Así como ha podido decirse que el leninismo es el marxismo de la época del
imperialismo y de la revolución proletaria, el fidelismo es la postura martiana del
periodo de la absoluta descolonización, del paso de la liberación política a la
liberación económica y cultural, del rechazo definitivo del imperialismo, y de la
edificación del socialismo en un país subdesarrollado (2006, p.78).
No obstante, descubre y esgrime también el autor extraordinarias esencias martianas
como la siguiente: “No hay letras, que son expresión […], hasta que no hay esencia que
expresar en ellas. Ni habrá literatura hispanoamericana, hasta que no haya Hispanoamérica”
(Martí, como se cita en Fernández Retamar, 2006, p.76). Dicho sea de paso, será esta
última frase del Apóstol cubano, cita permanentemente reiterada en los textos que a lo largo
de toda su carrera destinó Retamar a pensar la historia, la teoría y la crítica literaria en
América Latina.
2.3. Caliban: ser y hacer frente a los prósperos invasores
Si por una obra para bien y para mal será recordado el presidente de Casa de
las Américas, es por su ensayo "Caliban" (1971), que a la postre, en sucesivas
actualizaciones, revisitaciones y homenajes, daría pie a una extensa saga, reunida
finalmente en Todo Caliban. No por gusto, los editores de Letras Cubanas, al diseñar la
colección "OBRAS" [completas] de Retamar, dedicaron el primer volumen a este
"concepto metáfora" o "personaje-conceptual", como lo definía su autor. A partir de la
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archireferenciada historia de Shakespeare, en La Tempestad
3
, de la que se valió el
uruguayo José Enrique Rodó para escribir su emblemático Ariel (1900), Retamar
siguiendo a otros autores construye una nueva proa interpretativa para las batallas del
continente, según la cual nuestro emblema auténtico era Caliban, no el etéreo hombre de
letras.
Nuestro símbolo no es pues Ariel, como pensó Rodó, sino Caliban. […] Próspero
invadió las islas, mató a nuestros ancestros, esclavizó a Caliban y le enseñó su
idioma para entenderse con él: ¿Qué otra cosa puede hacer Caliban sino utilizar ese
mismo idioma para maldecir, para desear que caiga sobre él la 'roja plaga'? No
conozco otra metáfora más acertada de nuestra situación cultural, de nuestra
realidad. (Fernández Retamar, 2005, pp.48-49)
Pero para asumir radicalmente la postura de calibanes, el autor señala la urgencia de
reconocernos en nuestra historia e identidad latinoamericana y afianzar los puentes entre las
saqueadas naciones. Volviendo a Martí, apunta: "Los políticos nacionales han de
reemplazar a los políticos exóticos. Injértese en nuestras repúblicas el mundo, pero el
tronco ha de ser el de nuestras repúblicas" (como se cita en Fernández Retamar, 2005,
p.59).
El ensayo retoma el discutido par "civilización y barbarie" de Sarmiento, para
aclarar rápidamente, otra vez desde la óptica de Martí, que "la civilización" "es el nombre
vulgar con que corre el estado actual del hombre europeo", quien se cree en "derecho
natural de apoderarse de la tierra ajena perteneciente a la barbarie, […] nombre que los que
desean la tierra ajena dan al estado actual de todo hombre que no es de Europa o de la
América europea" (como se cita en Fernández Retamar, 2005, p.60) . Para el académico
hay una derivación directa entre la opción martiana por la "barbarie", es decir, "con los
pobres de la tierra", los "condenados" de Frantz Fanon y la Revolución triunfante en 1959.
Y a su vez observa a las revoluciones como vía para engendrar una nueva cultura, basada
en el combate a todos los colonialismos.
3
Como apunta el investigador Jesús David Curbelo (2022c), en su sistemática labor de traductor del inglés y
el francés, que dominaba con precisión, Fernández Retamar versionó al español esta obra de Shakespeare.
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Reitera, con Martí, la idea de que solo habrá literatura hispanoamericana cuando
exista Hispanoamérica, y reafirma la clave martiana para ello: "Lamentémonos ahora de
que la gran obra nos falte, no porque nos falte ella, sino porque ésa es señal de que nos falta
aún el pueblo magno de que ha de ser reflejo" (2005, p.80).
En ese contexto, los intelectuales, Arieles, tienen ante la disyuntiva de servir al
conquistador Próspero o apoyar a Caliban en su lucha por la libertad, dilema que equipara
el autor (2005) rápidamente con la catalogación de intelectuales tradicionales y orgánicos
en óptica de Antonio Gramsci. Por supuesto que, para optar por la línea revolucionaria,
debían los hombres de letras romper radicalmente con su clase de origen.
Culmina el texto con la evocación extensa de un discurso de Ernesto (Che) Guevara
ídolo al que Retamar dedicaría muchísimas referencias a lo largo de su obra, que
invitaba a la burguesa universidad cubana a pintarse de "de negro, de mulato, de obrero y
de campesino”; “a bajar al pueblo, […] vibrar con el pueblo" (como se cita en Fernández
Retamar, 2005, p.89). Esta última cita, por cierto, fue impugnada por el profesor Emir
Rodríguez Monegal (1978) como evidencia de "aristocratismo", y "racismo".
Entre las "manchas" que pudieran indicarse en el ensayo de Retamar (y han sido
reiteradamente observadas, incluso por el propio autor) está la beligerancia militante
extrema que tiñe alguno de sus pasajes. Calificar al propio Monegal como "un servidor del
imperialismo" (2005, p.51), con su "pesantez profesoral" (p.77); a Jorge Luis Borges como
"un típico escritor colonial, representante […] de una clase ya sin fuerza" (p.68); referirse al
"mariposeo neobarthesiano de Severo Sarduy" (p.78), o descalificar el libro de Carlos
Fuentes en torno a la nueva novela latinoamericana, porque "parece a veces un verdadero
manifiesto ideológico" (p.73); lanzar todas estas esquirlas, digo, aun en el contexto de
mundo polarizado, Guerra Fría, continuas batallas políticas y diplomáticas en que se
escribió el texto, resta altura intelectual y vocación unitaria a su contenido. De ahí que en
sucesivas revisitaciones, el autor tratara de rectificar/matizar/disculparse por aquellas
andanadas. Así, en una postdata de 1993, Retamar llega a admitir que:
salvo cuando se trata del de algún canalla profesional (no recuerdo ahora más que
un caso, ínfimo), el lector puede asumir que, sea cual fuere el nombre con que se
encuentre […], ese nombre me atañe, es también el mío: en cierta forma discuto
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conmigo, con el que fui, con el que me hicieron; excuse pues el lector la irritación,
o entiéndala como un autocastigo, o como un momento hacia otra serenidad. (2005,
p.100)
Ya en un trabajo anterior ("Caliban revisitado", 1986) había trazado una amplia
contextualización de las tensiones políticas y culturales, de las fiebres ideológicas bajo las
cuales fue concebido "en unos cuantos días, casi sin dormir ni comer" su ensayo
calibanesco, "una coyuntura concreta llena de pasión". Llegaba el autor incluso a referirse a
"varios cabos sueltos en el trabajo, que dieron lugar a malentendidos" y a su deseo de no
"ser juzgado por él tomado aisladamente, sino dentro de la constelación formada en torno
suyo por mis otros papeles" (2005, pp.110,112 y 113).
Tratándose de un texto de combate, el "Caliban" de Retamar ha sido también
fuertemente combatido. Por solo citar dos ejemplos, el ya mencionado Rodríguez Monegal,
luego de llamarlo varias veces "panfleto", comentó acremente las "lagunas" de la
"formación sobre asuntos latinoamericanos" del autor y la destinación del texto al
"cementerio de la falsa ensayística latinoamericana" (1978). Mientras, el académico Rafael
Rojas (2006) dijo que el ensayo, en tanto "alegoría histórica" del "bárbaro letrado, el
utopista armado, tiene cada vez menos posibilidades de generación de sentido para la
cultura y la política y cada vez más resonancia, como noticia arqueológica, en las
principales cátedras de estudios latinoamericanos en Estados Unidos".
No obstante, sea como "noticia arqueológica" o actualidad palpitante, basta hacer
una simple búsqueda en las redes digitales para apreciar las múltiples ediciones,
reediciones, comentarios, reseñas que ha merecido el trabajo. Con lo cual, no sería
descabellado concluir que su autor con más o menos fortuna pulsó fibras esenciales de
la identidad, las necesidades espirituales y la cultura latinoamericanas (y acaso del tercer
mundo), como para mantenerse activo en las batallas simbólicas de los intelectuales y sus
pueblos.
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2.4. Para una teoría y crítica literarias nuestramericanas
En el terreno de la teoría y crítica literaria, desde que inaugurara esta materia
específica en la Universidad de La Habana, en julio de 1961, la voz pausada de Retamar
atravesó las aguas de más de medio siglo con sustanciales aportes en el contexto cubano e
hispanoamericano. Reunidos en una edición completa en 1995
4
, los textos suyos que se
adentran más centralmente en estas cuestiones forman un sustancial cuerpo reflexivo.
Aunque se trata de 17 materiales ensayísticos, con rasgos y circunstancias de concepción
particulares, tienen la necesaria cohesión para integrar un volumen unitario en el que se
reiteran armónicamente preocupaciones esenciales y cada nuevo trabajo abre ventanas a
dilemas que han atravesado la faena literaria en nuestras repúblicas.
"La literatura, antes que teoría, antes que materia, antes que objeto de tesis,
antologías o clases, es una práctica: una práctica a la que algunos hombres se han dedicado,
como a la caza, por ejemplo, desde hace milenios", explica el profesor (2014, p.263). Y, de
inmediato, alerta del riesgo de diseccionar en abstracto las criaturas literarias: "no hay
literatura sin sociedad; […] cada literatura supone una cierta forma de sociedad, la cual
diseña el cuadro dentro del cual va a encontrarse, como sin saberlo, el escritor". De igual
forma acota: "una obra no habla, no puede hablar, para la eternidad. Habla para una época,
en el idioma y las formas que esa época le imponen; y dentro de esa época, aparece
comprometida con una clase social y una generación" (2014, p.273).
En su óptica, un teórico/crítico literario debe ser capaz, "llegado el caso, de percibir
hasta los menores aleteos de una vocal; el peso, que parece del corazón, logrado con sólo
un desplazamiento de acento". Porque, siendo la literatura "como la respiración" para los
creadores y sus respectivas sociedades, solo con mucho respeto puede entrarse "en esa casa
abstracta que es la teoría literaria" (2014, pp. 278 y 280). A propósito del escurridizo
concepto de Literatura, cita al formalista ruso Yuri Tinianov, para sostener que "todas sus
definiciones estáticas y fijas son liquidadas por la evolución. // Las definiciones […]
4
Fernández Retamar, R. (1995). Para una Teoría de la Literatura Hispanoamericana [Primera edición
completa]. Santafé de Bogota: Instituto Caro y Cuervo.
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construidas sobre sus rasgos 'fundamentales' chocan contra el hecho literario vivo" (2014,
p.103).
"Se impone la elaboración de una teoría literaria (y, consecuentemente, de una
teoría de nuestra crítica, encarnada a su vez en realizaciones concretas) referida a nuestra
literatura más reciente, indudablemente rica", defiende el ensayista (, 2014, pp.67-68). Para
esa misión no se debe recurrir a criterios forjados en las literaturas metropolitanas,
suponiéndolos de validez universal, lo cual "es falso, y no representa sino otra
manifestación del colonialismo cultural que hemos sufrido. Frente a dicha
seudouniversalidad, tenemos que proclamar la simple y necesaria verdad de que una teoría
de la literatura es la teoría de una literatura" (2014, p.77).
Por supuesto, no aboga el estudioso cubano por "partir absurdamente de cero e
ignorar los vínculos que conservamos con la llamada tradición occidental, que es también
nuestra tradición", pero por señalarle a esa tradición "nuestras diferencias específicas"
(2014, p.82). Y, en esa arrancada propia de esfuerzos teóricos, colocar en un lugar
privilegiado el legado de pensamiento martiano. "Toda consideración sobre nuestra
historia, sobre nuestra cultura, sobre nuestra literatura y sobre la teoría de nuestra actual
literatura deberá partir de su obra esencial”, porque, según apunta el estudioso, "al hacer
su primera gran crisis" el proyecto burgués, de fines del siglo XIX, "sólo un hombre
pareció entender plenamente el drama hispanoamericano: José Martí" (p.79).
Siguiendo a otro de sus referentes intelectuales constantes José Carlos
Mariátegui, opina Retamar que la condición primera para esa elaboración
hay que buscarla fuera de la literatura misma: esa condición es la comprensión de
nuestro mundo, lo que a su vez requiere una comprensión cabal del mundo todo, del
que somos parte. Y ello sólo puede obtenerse con el instrumental científico idóneo,
el materialismo dialéctico e histórico: el cual, no es ocioso repetirlo, implica lo
opuesto a una serie de fórmulas, a una budinera para aplicarla indistintamente a
cualquier realidad. (2014, p.89 y 90)
De su admirado Alfonso Reyes toma Retamar la idea de que ante cualquier faena de
teorización y crítica debe partirse por un "deslinde" de lo que es literatura y lo que no. Sin
embargo, va un poco más allá del maestro, al afirmar que "la línea central de nuestra
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literatura parece ser la amulatada, la híbrida, la 'ancilar'; y la línea marginal vendría a ser
la purista, la estrictamente (estrechamente) literaria" (2014, p.105).
En la óptica retamariana, urge
reconocer el predominio en nuestras letras de géneros considerados 'ancilares':
crónicas como las del Inca Garcilaso; discursos como los de Bolívar o Fidel;
artículos como los de Mariátegui; memorias como las de Pocaterra o muchas de las
llamadas 'novelas' de la Revolución mexicana; diarios, no de elucubraciones
subjetivas (Amiel, Gide), sino de campaña, como el del Che Guevara; formas
'sociográficas' como Facundo o como muchos testimonios actuales […]. Al lado de
ellos han solido empalidecer los otros géneros, supuestamente centrales en
nuestro caso, obviamente laterales aunque, para seguir ateniéndonos a los hechos,
habrá que exceptuar de ese empalidecimiento a la poesía: en la cual, por cierto,
también sobresalió Martí. (2014, pp.106,107)
¿Qué vínculos observa el analista entre teoría, historia y crítica en los predios de la
literatura?
Historia y crítica literarias son como anverso y reverso de una misma tarea: es
irrealizable una historia literaria que pretenda carecer de valoración crítica; y es
inútil o insuficiente una crítica que se postule desvinculada de la historia: así como
ambas mantienen relaciones esenciales con la correspondiente teoría literaria.
(2014, p.113)
Defiende el poeta y académico cubano que la crítica es parte de la ideología y, más
que un género literario, puede considerársele un "género filosófico". Y valora que el
ejercicio crítico digno de tal nombre en Latinoamérica siempre ha estado asociado, de
alguna manera a las luchas emancipatorias del continente. Desdeña, por tanto, cierta crítica
"sin criterio", solo centrada en las estructuras de las obras literarias. Pues quien "arroja a la
valoración puertas afuera, la hace ingresar por la ventana: el criterio valorativo se ejerce al
escogerse la obra objeto de atención". Eso sí, a la hora de las valoraciones, ejercer el juicio
"con rigor, sin complacencias ni encogimientos. Y contando para ello como condición
indispensable con nuestra propia tabla de valores". (2014, pp.122 y 123)
En esa misma cuerda, coincide Retamar (2014, p.127) con el mexicano Jaime
Labastida en que no se debe priorizar ni la simple "reducción de la obra a sus significados
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Artículo
(económicos, políticos, sociales), con lo cual se caería en el vicio de un sociologismo o
economismo vulgar"; ni "la pretensión formalista, que buscaría en la obra exclusivamente
notas de orden 'formal' (significantes)". El método correcto transitaría por unir "lo más
valioso de ambas tendencias".
Por supuesto, una vez ejercida la labor de jerarquización, valoración y teorización
con toda la calidad de que seamos capaces, vendría la necesidad de "poner en circulación
[... ] nombres centrales y libros de lectura indispensables", como pedía Henríquez Ureña, y
precisa Retamar termina siendo "una tarea política (término que no podemos rehuir),
de política cultural, que necesariamente mira a la otra política (tomando el término en
sentido lato), en cuyo seno le incumben funciones específicas". (2014, p.126)
Es oportuno señalar, como apunta Jorge Luis Arcos (como se cita en Curbelo,
2022b), que a veces la mixtura entre el poeta y el crítico llevó a Retamar a simplificar
procesos complejos e "imponer un deber ser ideológico al ser de la literatura". El ensayista
Jesús David Curbelo (2022b) refiere al respecto que ciertamente "el sentido positivo
(progresista) de la vida y de la historia le juega una mala pasada al teórico".
Entre los ejemplos de crítica literaria integral como la requiere y merece
Hispanoamérica, cita Fernández Retamar el libro Los universos narrativos de José María
Arguedas (1975), del peruano Antonio Cornejo Polar. Sobre Cornejo Polar, dice en 1995:
Discutir con los demás y consigo mismo; elaborar instrumentos rigurosos y no
contentarse con ellos; no aceptar dogmas, siempre esterilizantes, ni fáciles
antidogmas que pueden no ser sino modas volanderas: tales han sido aportes
capitales de este verdadero discípulo de Mariátegui (y por tanto insatisfecho y
renovador), a quien, como he dicho en otras ocasiones y me complace ratificar […]
considero el primero de los críticos literarios vivientes de mi generación, donde los
hay de tanta calidad. (2014, pp.291-292)
En opinión del poeta, la intercomunicación de Latinoamérica implica una
autoconciencia, pues desde los románticos, pasando por modernistas, vanguardias, hasta
corrientes posteriores, esta conexión no era más que "el reencuentro ideal de una unidad
histórica temporalmente desbaratada en la realidad" (2014, p.207). A la visión literaria de
un ser humano "en esencia masculino, blanco, burgués, occidental", la literatura
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latinoamericana aporta asevera otro enfoque según el cual "el ser humano esencial es
también mujer, negro, amarillo, mestizo, obrero, campesino, asiático, latinoamericano y
africano". De ahí que "los escritores latinoamericanos podemos decir, glosando unos versos
memorables de Nicolás Guillén: traemos nuestro rasgo al perfil definitivo del hombre"
(2014, p.130).
2.5. El insondable reino autónomo
Una faceta sin duda singular dentro de la labor del crítico que nos ocupa fueron sus
abordajes de/desde/hacia la poesía. Desde que, en 1953, para graduarse en la UH, se diera a
recorrer y sistematizar la lírica cubana que lo había antecedido en el siglo XX, labor que
hizo con "reflexivo fervor" e "iluminada ternura" (Vitier, 2009, p.10), Retamar se
distinguió por lo que popularmente se ha dado en llamar "ojo clínico" para este campo
creativo. Entre sus mejores páginas, pienso, están aquellas que consagra a enaltecer ese
"reino autónomo", como tituló uno de sus libros.
Una obra poética (artística en general) no es necesariamente buena o mala porque
comparta o discrepe de ciertos puntos de vista. Se puede leer con satisfacción a los
buenos poetas que no comulgan con nuestras ideas religiosas, filosóficas, políticas o
deportivas. ¿Hay que ser católico para admirar a Dante, comunista para admirar a
Bretch, monárquico para admirar a Álvaro Mutis? En lo personal, tengo una
concepción trágica de la vida, una concepción poética de la vida, y tengo un gran
respeto por la poesía, a la que considero, como Cardoza y Aragón, la única prueba
concreta de la existencia del hombre. (Fernández Retamar, 2018, p.6)
Tanto en la mirada de plano general como en el close up del detalle, sus intuiciones
líricas para juzgar, con basamento teórico suficiente, dejaron textos relevantes en torno a
las voces poéticas del continente y más allá. La carga ideológica/panfletaria del militante
comunista que también fue, pudo haberlo limitado en alguna entrega; pero no consiguió
opacar sus destrezas para admirar la palabra conmovida. Intentando un fresco poético
continental, sostuvo:
de alguna manera, como se dice con la exageración que se quiera que Francia
es cartesiana, puede decirse que América es romántica, que en su centro está esa
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Artículo
reunión de pasados, esa aspiración precipitada a la plenitud, a la libertad, al
misterio, a la trascendencia, esa confianza en la poesía que han sido lo mejor del
romanticismo. Este la marca en la cara en los instantes en que ella se asoma por sus
propios pasos a la historia mayor. Nunca se le ha apagado ese aire aventurero, esa
cabeza despeinada, que en otros sitios pudieran parecer las máscaras de la utilería,
pero que aquí han sido las maneras naturales de la vida. (Fernández Retamar, 2018,
p.52)
Si nos detenemos en las incisiones particulares en obras de creadores, podemos
apreciar con justeza la elegancia de sus miradas. Entre decenas de poetas cuya lírica juzgó,
situémonos solamente en cinco gigantes: Alfonso Reyes, Gabriela Mistral, Pablo Neruda,
Jorge Luis Borges y César Vallejo. De su maestro Reyes, afirma:
En la biblioteca en que vivía (llamarla casa supone una innecesaria violencia del
idioma), solía recibir con sabia cortesía a escritores que de todas partes llegaban
para tener el privilegio del diálogo con él. […] Fue, sin disputa, el humanista
americano de este siglo. (2018, p. 296)
Sobre Mistral:
sabía que toda auténtica pelea en el idioma tiene lugar también en el corazón, y que,
por tanto, es menester señorear la lengua, no rehuirla, sino gozarla, echársela a la
cara como un amor. Se ve que miraba por muchos lados los vocablos, que disfrutaba
viéndolos casar con otros inesperados: los que dan luz rápida, los que tienen sonido
antiguo. De su escritura salen palabras que hasta ella no se habían escuchado de
veras, y que comunican ese sabor de alba que es siempre testimonio del gran
poeta… (2018, pp.293-294)
Harto conocida es su relación problemática con Neruda
5
, y las ácidas palabras que
este le dedicara en sus memorias. El trance, motivado por razones políticas, a la larga
dejaría mal sabor a todos los implicados. A más de considerarlo, junto a César Vallejo, los
dos mayores poetas del siglo XX latinoamericano, dijo sobre su "Canto General" (1950):
"Quizás no solo en nuestra lengua, sino en ningún otro idioma tenga la poesía moderna un
ejemplo similar"; y lo compara con los casi innumerables frescos de Diego Rivera, esta
5
A raíz de la muerte de Retamar, evocó el profesor e investigador Naín Nómez: "Cuando fui jurado del
Premio Casa de las Américas en 1994, le hice una larga entrevista. Él reconoció que se había equivocado en
esa ocasión que firmó la carta contra Neruda y lo atribuyó a su juventud y entusiasmo por la revolución
cubana" (García, 2019).
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"obra desmesurada, que se extiende como un gigante sobre nuestras tierras, con un aliento
revolucionario y una unidad estilística sobrecogedora" (Fernández Retamar, 2009, p.14).
Para introducir la Obra poética completa de Vallejo destaca que lo más sobrecogedor en
ella
es la inmediatez de esta poesía, su extraña y necesaria verdad, al margen de todas
las convenciones literarias y conceptuales que acechan a este poeta, a este hombre.
Esta es una poesía de las ganas, del miedo y de la esperanza, de haber tocado vida y
muerte como las terribles realidades corpóreas que son y, decididamente, de la
arrasadora compasión. (Fernández Retamar, 2003, p.16)
En torno al mítico Borges, a quien no se cansaría de admirar aun atacándolo, es
famoso su prólogo a las Páginas escogidas que le publicó Casa de las Américas en 1988.
Comienza esa pieza memorable con la crónica del encuentro en casa del argentino a donde
Retamar asistió a pedirle su autorización para editarlo en Cuba. Sucedió el 16 de
septiembre de 1985. Después del relato de la extensa charla, culmina con esta escena: "
Debo añadirle que he escrito algunas cosas duras sobre usted, Borges, pero probablemente
no más duras que las que usted escribió sobre Darío o Lugones. Y sin embargo…// Borges
dice, como para sí:// Fueron mis maestros. (Fernández Retamar, 1999, p.12). Asevera el
ensayista que entre las fuerzas que han peleado constantemente en la compleja obra
borgeana, "dos se destacan: la intensidad y el ingenio". Y cree que, al morir, el autor de El
Aleph, era "el primer escritor de nuestro idioma"(1999, pp.16 y 24).
En cuanto a su valoración de movimientos poéticos generales, son ampliamente
reconocidos los abordajes críticos "Modernismo, 98, subdesarrollo", "Sobre la vanguardia
en la literatura latinoamericana" y "Antipoesía y poesía conversacional en Hispanoamérica"
(2014, pp.139-149, 150-154 y 155-172). En esta última, traza un detallado cuadro
comparativo de ambas tendencias para terminar afirmando:
Creo que estas dos vertientes poéticas han ido abriéndose a una poesía nueva que se
nutre de ellas; una poesía que, recibiendo lo más vivo de la poesía conversacional
(incluso esa posibilidad de lirismo objetivo, la cual ejerce de manera original el
lirismo que ayer representaron Bécquer y Gabriela Mistral), y recogiendo también
lo menos retórico de la antipoesía, se constituye en una poesía a la que le
corresponde un nombre que no debemos temer emplear: un nuevo realismo, un
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realismo enriquecido con las conquistas (que no son pocas) de la poesía de los
últimos cuarenta o cincuenta años. (2014, p.170)
2.6. Entre el funcionario político, el intelectual y el poeta… Apuntes finales
Dos fotos acompañaban especialmente a Retamar en su cuarto de trabajo, la
dedicada por Alfonso Reyes, a quien consideró, junto al argentino Ezequiel Martínez
Estrada, sus maestros mayores del siglo XX
6
, y una del joven guerrillero Ernesto Che
Guevara "el más calibanesco de los Arieles que he conocido" (Fernández Retamar,
2009c). Tal vez ese hecho, esa circunstancia metafórica, defina como pocos los dos fuegos
que alimentaron y acaso consumieron al poeta y ensayista: la pura belleza estética y la
pasión política. Entre estas espadas se movió, para algunos con destreza y elegancia, para
otros sacrificando su principal energía creadora. En esta última visión, el investigador Jesús
Adonis Martínez (2019), opina que Retamar "se permitió el extraño lujo de abdicar a la
poesía durante demasiado tiempo, y esto se instituyó en él"; con lo cual, "alguien dirá que
[…] corre el alto riesgo de quedar como un polemista epocal, uno de tantos en tantas otras
épocas, un intelectual refinado y bizantino".
Profesor, editor, funcionario (aunque no le gustaba que lo llamaran así
7
), gestor y
promotor cultural, diplomático, traductor, parlamentario… intelectual. En su extensa e
intensa obra menciónese solamente que dirigió más de 250 números de la revista Casa de
las Américas (Casa de las Américas, 2019, p.3) hay páginas que resistirán sin dificultad
el paso de los años. Aunque en terrenos de la crítica solía definirse solamente como
"comentarista de obras literarias" (Fernández Retamar, 2017, p.239), su arsenal de juicios
dejó pautas para seguir, ampliar, refutar.
Convocados en 2015 para un libro-homenaje por los 85 años de vida del poeta,
intelectuales de Latinoamérica subrayaron lo que consideraban sus virtudes y aportes
fundamentales a la cultura en la región. La argentina Liliana Heker destacó la fidelidad de
Retamar "a sus dos amigables bastiones: el oficio de poeta y el socialismo de […] Cuba"
(como se cita en Fernández de Juan, 2016, p.77). El colombiano Álvaro Castillo Granada
6
Significativo también es el magisterio que en él ejerció Jorge Luis Borges, apuntado certeramente por Arcos
(2017).
7
Véase al respecto Cremata (2017, p.58).
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apuntó que "sus poemas cumplen uno de los propósitos más altos de la poesía: dar
consuelo", y sus ensayos "nos muestran cómo todos hacemos parte de una misma historia y
una misma circunstancia: de lo pequeño a lo grande, de lo ínfimo a lo inmenso…" (como se
cita en Fernández de Juan, 2016, p.37).
El investigador cubano Desiderio Navarro se refería al peso de su gestión de
pensamiento y articulaciones, durante décadas, sobre la vida intelectual de la Isla: "En
alguna medida, la cultura cubana sería menos abierta al mundo, menos democrática […] y
nuestros políticos, menos políticos culturales, sin la influencia directa o indirecta de sus
certeras intervenciones…" (como se cita en Fernández de Juan, 2016, p.92). Y el narrador,
ensayista y cronista mexicano Juan Villoro, valoró que, "ajeno tanto a la mirada colonial
que trasplanta criterios centrales para homologarlas más diversas realidades, como al
provincianismo que se regodea en su propio ombligo, Fernández Retamar entendió, como
Miguel Torga, que lo universal es lo local sin fronteras" (como se cita en Fernández de
Juan, 2016, p.146).
Ante su muerte, mientras algunos solamente lo evocaron como el burócrata obediente o
el "soldado de la Guerra Fría" (Rojas, 2019), otros, como el argentino Mario Goloboff,
recordaron al auténtico formador:
Durante la segunda mitad del siglo XX, hubo en la América Latina un puñado de
intelectuales que oficiaron, de modo natural y quizá no querido, como verdaderos
maestros y guías en la formación intelectual y literaria, y en la crítica literaria de
nuestra generación: el uruguayo Ángel Rama, el peruano Antonio Cornejo Polar, los
argentinos David Viñas y Noé Jitrik. Sin duda, forma parte de este connotado
grupo, y en muy alto sitio, el poeta, crítico, pensador cubano Roberto Fernández
Retamar. (2019, pp.139-140)
Su continuo pensar sobre el hacer del poema, su erudición de filigrana apúntese
solamente que dominaba, aparte de su materno español, el inglés y francés, "y podía leer en
casi todas las lenguas romances, salvo en rumano, quizá" (Curbelo, 2022c); que fue
Profesor de Mérito de la Universidad de La Habana y conferencista invitado en varios
países; sus conquistas poéticas más íntimas y trascendentes, entre las que se encuentra
una elegía como "¿Y Fernández?", de lo más intenso de la rica cubana en el siglo XX…
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Todo ello, que es mucho y apenas significa un botón de muestra de cuanto creó, ubica a
Fernández Retamar en un sitio privilegiado de la memoria literaria cubana y continental.
Su apuesta vital de militante a favor de una revolución que comenzó en la poesía de
la rebelión popular y derivó en el turbio panfleto del autoritarismo, puede granjearle de cara
al futuro rechazos rotundos, como ciegas adhesiones. Pero su estilo, con la agudeza de los
que saben catar esencias, una vez superadas las pasiones, tornará las aguas de la recepción
nuevamente a la concordia. Como señala Jorge Luis Arcos (2006): "sus ensayos, por muy
polémicos que resulten, o quizás por ello mismo, no se podrán subestimar. Me refiero a sus
ensayos de pensamiento. Otros, cercanos a la crítica literaria, […] resistirán siempre el paso
del tiempo". En su poema: "A un poeta de antes", dejó líneas que bien servirán para
evocarlo cuando los fuegos de hoy sean solo cenizas:
"Vivió. Sufrió. Murió. ¿Monotonía?
¿Deslumbramiento? Júzguelo quien pueda.
En su tiempo amó al tiempo y al espacio.
Hoy su espacio no es casi nada, y nada
Aquel tiempo, que el nuestro ha devorado,
Y quizás a él también, bajo la forma
De aves, de caracoles o legumbres.
Tuvo una historia que se nos escapa.
Algo ha llegado, sin embargo, de él:
Lo festejaron por lo que no era,
Y lo atacaron por lo que no fue.
¡Ah, poeta de antes!
¡Ah, poeta! (2009b. p.231).
Dueño de “una prosa ensayística en el linaje de la de Martí, Reyes, Borges, Paz,
Vitier” (Arcos, 2017, p.168); poeta que aunó lo intensamente lírico con lo reflexivamente
teórico (Curbelo, 2022b); cultivador, en sus mejores piezas, de un “eticismo no explícito o
sermoneador, sino velado, pero que sentimos sosteniendo la grave dignidad de los árboles,
del paisaje todo”, al decir de Fina García Marruz (como se cita en Curbelo, 2022);
constante indagador en el idioma, en la raíz cultural e histórica de su pueblo mayor
hispanoamericano… Humanista, en fin, en el amplio sentido del término, creo que
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Fernández Retamar ganó, a su modo no exento de grietas, el pulseo por la permanencia
que cada auténtico creador sostiene con la efímera vida.
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