didáctico de bioquímica del IPC (Flores et al. 2009), tomando en cuenta los aspectos
epistemológicos de la ciencia, lo que se puede apreciar en la Historia de la Catedra de
Bioquímica de la UPEL-IPC (Flores Espejo, 2018c; Flores Espejo y Torres, 2023).
Hasta la década de los noventa se tenía fortaleza en esta Cátedra en cuanto a lo que es
aprender ciencia; sin embargo, en lo referente a aprender a hacer ciencia, era débil, siendo
aún más débil lo relacionado con el aprendizaje de la naturaleza de la ciencia, el aprender
sobre ciencia. El trabajo de laboratorio, hasta la década de los ochenta, fue meramente
tradicionalista, recetario, centrado en el conductismo, salvo en algunas situaciones
especiales. A partir de la década de los noventa se introdujo un mayor dinamismo a través
de la implementación de trabajos prácticos libres, considerando alguna fuente bibliográfica
como referencia, lo que implicó un avance que trajo bastante satisfacción didáctica.
Posteriormente, se introdujo el enfoque investigativo (Flores y Arias, 1999) como
alternativa didáctica hasta hoy.
Sin embargo, no fue sino hasta la década del dos mil que se comenzó a introducir un
enfoque constructivista con un acercamiento epistemológico, lo que se terminó de
configurar progresivamente a finales de esa primera década utilizando como base didáctica
la V epistemológica de Gowin (Flores et al., 2009). A través de este enfoque se estaba
rescatando el aprender a hacer ciencia; además, el diagrama V como medio heurístico
permitió introducir el aspecto referido a aprender sobre ciencia de forma articulada,
integrada en el diagrama V como una alternativa didáctica potencialmente significativa.
En cuanto al método de la experiencia integral
El método wojtyliano “es el recurso metodológico que Wojtyla va a emplear para
intentar superar, desde el inicio, la dicotomía entre el objetivismo de la filosofía del ser y el
subjetivismo de la filosofía de la conciencia” (Wojtyla, 2011, pp. 16-17); está enmarcado
en el referente teórico-filosófico del personalismo ontológico moderno (POM), según
Burgos (2006a, 2006b, 2015a, 2015b), Ledesma (2011) y López López (2012).
De este modo, se puede ser objetivo sin perder la subjetividad y se puede ser subjetivo
sin ser idealista, lo que es relevante en el ejercicio de la investigación en educación, ya que
se trata de “la vivencia de un contenido (objetividad), puesto que siempre experimento algo
concreto; y la vivencia de mí mismo al vivir o experimentar ese contenido (subjetividad)”
(Wojtyla, 2011, p. 17). Estos dos aspectos están siempre presentes de forma relacionada
como una experiencia integral de valor no solo cognoscitivo, sino también psicoafectivo y
moral, fuera de los absolutismos y relativismos infructíferos.
Ledesma (2011) recoge este significado: “La objetividad pertenece a la esencia de la
experiencia humana, ya que ésta es siempre una experiencia de «algo» o de «alguien». Al
mismo tiempo, gracias a la acción, penetramos en la subjetividad del hombre por medio de
la conciencia.” (p. 351); y Wojtyla (2011, p. 70) señala que «la subjetividad es inherente a
la realidad de la persona en acción».
Para Wojtyla “la conciencia de la persona está en la base de todo comportamiento
moral” (García Casas, 2019, p. 94), entendiendo que toda acción de una persona tiene
intrínsecamente un valor moral, sea bueno o malo, lo que significa que no es una cualidad
accidental sino inmanente, de modo que existe una relación moral-acción dinámica