(Grondin y Ruiz-Garrido, 2003; Herrero, 2021). Tanto la formación como la racionalidad
dialógica y experiencial, se dan en el momento del dialogo, de interactuar con el otro,
cuando no se impone lo que se piensa, sino que hay un punto en el cual convergen las
coincidencias, para lograr una interpretación común del mundo, basada en la solidaridad
moral y social. No es solo un proceso, sino también un elemento en el que se está
moviendo constantemente aquel que se ha formado, porque el ser humano se apropia de
aquello en lo que se forma (Jaberynasr, et al., 2020).
En síntesis, tanto la formación como la racionalidad dialógica y experiencial, se
dan en el momento del dialogo, de interactuar con el otro, cuando no se impone lo que se
piensa, sino que existe un punto en el cual convergen las coincidencias, para lograr una
interpretación común del mundo, con base en la solidaridad moral y social. No es solo un
proceso, sino también un elemento en el que se está moviendo constantemente aquel que
se ha formado (Gadamer y Olasagasti, 1992; Herrero, 2021). Así, la formación, desde su
inicio, es concebida como una obligación consigo mismo, como un devenir que se
encuentra en constante desarrollo, en otras palabras, el ser humano está permanentemente
en el camino de la formación, pues su mundo está conformado por lenguaje y costumbres.
Por ende, se puede afirmar que, para el caso de la formación de maestros licenciados, la
bildung generará una persona experimentada, que tenga una actitud abierta al cambio y
volcada hacia los otros (Noguera, 2012).
Con base en las anteriores consideraciones, puede establecerse que la formación
del docente debe concebirse por dos vías convergentes: a partir de la episteme y filosofía
de la pedagogía, por una parte, y desde la formación disciplinar, por la otra. Tal enfoque
permitiría formar maestros intelectuales, que construyan sus propios campos de saber;
que reflexionen sobre el ejercicio de la enseñanza, el rol del maestro, el estudiante, la
escuela y la sociedad, nutriendo, consecuentemente, el amplio saber que se llama
pedagogía (Peña Zerpa, 2012; Quiceno, 2011; Zuluaga y Echeverry, 2003).
La licenciatura en Pedagogía Infantil
La denominación de licenciatura en Pedagogía Infantil es una titulación definida
en el artículo 1° de la Resolución 1036 del 24 de abril del 2004, en la que expone que los
programas cuyo énfasis esté dirigido a la formación de educadores para el preescolar,
fortalecerán su orientación hacia la pedagogía infantil de acuerdo con los artículos 15 y
16 de la Ley 115 de 1995 (Ministerio de Educación Nacional, 2004). Con base en dicha
resolución y en el acta de aprobación del programa del 11 de diciembre de 2009, el
funcionamiento de la licenciatura en la sede Valle del Cauca de Uniminuto, es de 10
periodos académicos, con modalidad a distancia.
El área principal de conocimiento lo constituyen las ciencias de la educación y el
área secundaria está representada por la educación preescolar, otorgándose el título de
Licenciado o Licenciada en Pedagogía Infantil. El proyecto del programa expresa que el
profesional licenciado en Pedagogía Infantil tendrá las competencias necesarias para ser
un agente activo, que ofrezca a los niños y a las niñas un proceso de formación continua
y permanente de interacciones, con el fin de potenciar las capacidades y desarrollar sus