La huerta urbana: Estrategia didáctica para la recuperación de
costumbres agrícolas ancestrales (pp. 172-187)
Richarzon Luis Pinto Rangel
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La huerta urbana: Estrategia didáctica
para la recuperación de costumbres
agrícolas ancestrales
The urban garden: Didactic strategy for the
recovery of ancestral agricultural customs
A horta urbana: Estratégia didática para o resgate
de costumes agrícolas ancestrais
Le jardin urbain: Stratégie didactique pour la
récupération des coutumes agricoles ancestrales
Richarzon Luis Pinto Rangel
pintorangel2009@hotmail.com
Institución Educativa Paulo VI, Barrancas-Guajira, Colombia.
Recibido: 08 de agosto 2023 / Aprobado: 08 de marzo 2024 / Publicado: 23 de mayo 2024
RESUMEN
Los conflictos sociales que
afectan al mundo actual
dejan en evidencia que los
establecimientos educa-
tivos deben optar por
nuevas formas de impartir
el conocimiento y apuntar
a mejores prácticas socia-
les y costumbres desde lo
ancestral. El objetivo del
presente artículo fue apor-
tar elementos teóricos
basados en la huerta como
estrategia didáctica para la
recuperación de prácticas
agrícolas. Al respecto, se
hizo un estudio de fuentes
teóricas, para tal fin se
realizó un análisis docu-
mental, seleccionando 19
artículos de revistas
vinculados con la educa-
ción y prácticas agrícolas.
Teniendo como resultado,
ABSTRACT
The social conflicts that
affect today's world make it
evident that educational
establishments must opt
for new ways of imparting
knowledge and aim for
better social practices and
customs from the ancestral
era. The objective of this
article is to provide theo-
retical elements based on
the garden as a didactic
strategy for the recovery of
agricultural practices. In
this regard, a study of
theoretical sources on
gardening in school
spaces was carried out.
For this purpose, a
documentary analysis was
carried out, selecting 19
magazine articles linked to
education and agricultural
practices. As a result, the
RESUMO
Os conflitos sociais que
afectam o mundo actual
tornam evidente que os
estabelecimentos de ensi-
no devem optar por novas
formas de transmitir com-
hecimentos e visar melho-
res práticas sociais e
costumes da época
ancestral. O objetivo deste
artigo é fornecer elemen-
tos teóricos baseados na
horta como estratégia
didática para a recupe-
ração de práticas agrí-
colas. Nesse sentido, foi
realizado um estudo de
fontes teóricas sobre jar-
dinagem em espaços
escolares. Para tanto, foi
realizada uma análise
documental, selecionando
19 artigos de revistas
ligadas à educação e às
RESUMÉ
Les conflits sociaux qui
affectent le monde d'au-
jourd'hui montrent Claire-
ment que les établisse-
ments d'enseignement doi-
vent opter pour de
nouvelles façons de
transmettre les connai-
ssances et viser de mei-
lleures pratiques et cou-
tumes sociales de l'époque
ancestrale. L'objectif de
cet article est d'apporter
des éléments théoriques
basés sur le jardin comme
stratégie didactique de
récupération des pratiques
agricoles. À cet égard, une
étude des sources théo-
riques sur le jardinage
dans les espaces scolaires
a été réalisée. Pour cela,
une analyse documentaire
a é réalisée, sélection-
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que la implementación de
la huerta, orientada a la
educación para la ense-
ñanza y recuperación de
saberes y costumbres
ancestrales como las prác-
ticas agrícolas, deben
llevar procesos de apren-
dizajes colaborativo desde
las diferentes áreas del
saber. Como estrategia
didáctica es pieza impor-
tante para el desarrollo de
competencias sociocrí-
ticas en los dicentes, for-
mando en ellos acciones
positivas para afrontar las
diferentes situaciones en
su entorno.
implementation of the
garden, oriented towards
education for the teaching
and recovery of ancestral
knowledge and customs
such as agricultural practi-
ces, must involve colla-
borative learning pro-
cesses from different areas
of knowledge. As a didactic
strategy, it is an important
piece for the development
of socio-critical skills in
students, forming positive
actions in them to face
different situations in their
environment.
práticas agrícolas. Como
resultado, a implemen-
tação da horta, orientada
para a educação para o
ensino e recuperação de
saberes e costumes na-
cestrais como as práticas
agrícolas, deve envolver
processos de aprendiza-
gem colaborativos de
diferentes áreas do
conhecimento. Como es-
tratégia didática, é uma
peça importante para o
desenvolvimento de com-
petências sócio-críticas
nos alunos, formando
neles ações positivas para
enfrentar as diversas
situações do seu entorno.
nant 19 articles de revues
liés à l'éducation et aux
pratiques agricoles. En
conséquence, la mise en
œuvre du jardin, orientée
vers l'éducation pour
l'enseignement et la -
cupération des savoirs et
coutumes ancestraux
comme les pratiques a-
gricoles, doit impliquer des
processus d'apprentis-
sage collaboratif de
différents domaines de
connaissances. En tant
que stratégie didactique,
c'est un élément important
pour le développement des
compétences socio-criti-
ques chez les élèves,
formant en eux des actions
positives pour faire face à
différentes situations de
leur environnement.
Palabras clave: Huerta
urbana; Prácticas
agrícolas; Didáctica;
Aprendizaje colaborativo
Key words: Urban
garden; Agricultural
practices; Didactics;
Collaborative learning
Palavras-chave: Horta
urbana; Práticas
agrícolas; Didática;
Aprendizado colaborativo
Mots-clés: Jardin urbain;
pratiques agricoles;
didactique; Apprentissage
collaboratif
INTRODUCCIÓN
Un desafío importante en la educación, desde la praxis pedagógica, es promover el
uso y apropiación de prácticas y costumbres culturales en el aula. La sociedad en su
conjunto espera de una educación contextualizada que se produzcan comportamientos
propios de los arraigos culturales de las regiones. Algunas prácticas negativas de grupos
juveniles que manifiestan comportamientos abruptos, antisociales, que afectan la sana
convivencia dañando la definición de buena cultura.
Colombia al igual que otros países de la región como Uruguay, Argentina y Chile
(por mencionar algunos de mayor consumo de drogas) enfrenta situaciones conflictivas
generadas en parte por la vulnerabilidad social de adolescentes por conductas adictivas
al consumo de sustancias psicoactivas, convirtiéndose en un flagelo de gran magnitud
dada sus repercusiones para su desarrollo integral, denotando la etapa adolescente
como un estado frágil de toda la formación personal, en la cual se debe desarrollar sus
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niveles emocionales, físicos, académicos, comportamentales y sociales en pro de una
identidad propia.
En palabras de Becoña (2000), el consumo de drogas constituye en la actualidad
un importante fenómeno social que afecta principalmente a los adolescentes, la
prevalencia del uso y abuso de sustancias psicoactivas en la etapa juvenil son altas,
debido a la fácil disponibilidad de estas; así mismo en la actualidad los adolescentes
deberían aprender a convivir con las drogas, tomando decisiones sobre su consumo o la
abstinencia de las mismas. Es por eso que el proceso de socialización con las familias,
amigos, la escuela y otros entornos se vuelve un poco crítico.
Por otro lado, es preciso resaltar que existe una relación un tanto estrecha entre
familia, escuela y sociedad, ya que en los espacios académicos y de esparcimiento se
logra percibir una multiplicidad de situaciones de carácter conflictivas producidas por falta
de entendimiento tripartita entre estos entes, generando acciones que ponen en riesgo
el entretejido social y la armonía entre individuos, convirtiéndose en un problema local de
índole social, los cuales producen una afectación en el desarrollo integral del
adolescente, en el contexto familiar y escolar provocando manifestación de malas
conductas y algunos casos llevándolo al uso de sustancias psicoactivas (Sánchez, 2014).
Con ello subyace también la posible existencia de un microtráfico; como lo expresa
Becoña (2000), que aflora en los entornos educativos y comunitarios que posee sus
mismas exigencias frente a las conductas adictivas de los adolescentes, quienes utilizan
a los centros formativos como alternativas de soluciones ante las diferentes
manifestaciones de la violencia intrafamiliar, bajo rendimiento académico, pésima
convivencia pacífica y manejo inadecuado de conflictos intergeneracionales. Así mismo,
se puede notar que el equilibrio social también se encuentra un poco impactado por la
desvanecida estructuración de la economía local, que no brinda una visión clara para el
futuro del adolescente (Viloria, 2014).
Esto conlleva a frustraciones, desorientación y falta de ánimo productivo entre otros
desaciertos que lo único que inducen en la población juvenil es la inmersión en los
problemas mencionados. Desde la psicología social, existe la necesidad de pertenecer a
un grupo y construir una identidad de autoestima positiva, y para ello, se deben seguir
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ciertas normas. Esto en la adolescencia toma vital transcendencia y fuerza, lo que permite
pensar en que los que pasan por esta etapa están más propensos a ser influenciados.
Estas condiciones actuales que se tienen desde el ámbito social hacen brotar la
emergencia de un accionar bien planeado desde las bases, la cuna del conglomerado
social, desde las familias, la escuela y la sociedad misma; para redireccionar
positivamente el tejido ateneo. La influencia social puede entenderse, según Barón y
Byrne (2005), como el esfuerzo por uno o más individuos para cambiar las creencias y
comportamientos de una o más personas; aclarando que los fenómenos de influencia
son cotidianos y no tienen nada de malo en mismos, salvo cuando se persiguen o
manifiestan fines negativos como los que se observan actualmente en el entorno aludido.
Un aspecto importante que determina los comportamientos direccionados de las
acciones culturales son las costumbres y tradiciones ancestrales, que son las principales
transmisoras de acciones, comportamientos, economía, ganadería, agricultura, saberes,
recuerdos, símbolos, creencias y leyendas entre otras, de las personas de una
comunidad, lo que constituye la cultura. Para que algo sea denominado como una
tradición se debe realizar a través del tiempo y el espacio, de manera que se cree el
hábito y, además, que se transmita de generación en generación. Por eso, la cultura es
un conjunto de conocimientos e ideas no especializadas, adquiridas gracias al desarrollo
de las facultades intelectuales, mediante la lectura, el estudio y el trabajo, por eso, según
Barrera (2013) la cultura desde un sentido etnográfico, es un todo complejo que
comprende conocimientos, creencias, arte, moral, derecho, costumbres, entre otras
capacidades y hábitos por el hombre en tanto que es miembro de la sociedad.
Es factible destacar que la cultura como práctica, prioriza el contexto donde se
producen una variedad de relaciones humanas, las mismas que codifican estructuras
mentales de todas las comunidades (Barrera, 2013). En otras palabras, los grupos
sociales y étnicos han establecido su vivencia y convivencia, sobre la base del orden que
se define como cultura y que es prioritariamente en relación con la práctica; la cultura es,
entonces el orden que construyen los seres humanos en el establecimiento de sus
relaciones cotidianas (Herrera, 2000). En esa perspectiva, la cultura como práctica es la
constatación y construcción dinámica del orden social. Como actores académicos
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sabemos que la formación es una herramienta crucial cuando se quiere apropiar
capacidades, habilidades, conocimiento e integrar destrezas en los discentes
(Domínguez, 2019). Lo que indica que, desde de la educación se ponen en marcha un
conjunto de acciones didácticas en procura de la acción cultural y sus prácticas.
Por otro lado, las tradiciones según Masías (2014) son costumbres, ritos, usos
sociales, ideas, valores, normas de conducta históricamente formados y que se
transmiten de generación en generación; elementos del legado sociocultural que durante
largo tiempo se mantienen en la sociedad o en distintos grupos sociales. En ese sentido,
la tradición es la expresión cultural que se ha repetido de generación a generación,
mostrando diferentes actividades acompañadas de un vocabulario específico de un
escenario participativo, de una fecha y se convierte en un elemento que reúne a los
grupos humanos, desde la participación cultural, sensibilidad y con sentimiento de
pertenencia.
Existe varias tradiciones colombianas que se basan en celebraciones, ceremonias
y fiestas de carácter recurrente compartidas por los grupos sociales, expresiones
folclóricas que aparte de ser maneras de entretenimientos y transmisión de saberes, son
principales características de algunas regiones. Estas prácticas tradicionales hacen parte
de la identidad de los habitantes, evocando en cada uno su orgulloso. Para LA KUMBA
(2019) -Asociación de familias campesinas-, que se encarga de reproducir en sus cultivos
prácticas ancestrales de siembra y cuidado de la tierra- esa importancia en la tradición la
materializa en el tratado de la tierra, cuando se siembra o se trabaja a cabalidad la
agricultura.
De los patriarcas se aprende a como cultivar, a como sembrar una planta y que es
lo que se necesita, que se le debe colocar a cada una para que crezca y produzca, como
hacer los abonos orgánicos, herbicidas, fertilizantes, controladores biológicos, todo a
base de la misma naturaleza, la utilización de las plantas medicinales entre otros. Por lo
tanto, un carácter importante para ello es la conservación de dichas costumbres.
En la ruralidad se tiene evidencias de como pueblos étnicos han sobresalido de la
pobreza, la violencia entre otros conflictos sociales, implementando de manera profunda
este tipo de prácticas agrícolas ancestrales, como lo muestra en un artículo informativo
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el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR, 2015). Donde uno de los mayores logros
fue fortalecer la tradición de las huertas, parcelas que familias elaboraban con prácticas
ancestrales donde un acto importante era el intercambio de saberes, los jóvenes
recuperan las tradiciones de antaño y los mayores implementan técnicas para la mejora
de los cultivos. Beneficiando a las familias en la parte alimentaria, nutricional y su
economía, perdurando con ello saberes innatos desde lo ancestral y las hortalizas
originarias.
Por otro lado, la vida urbana no es incompatible con la agricultura, de hecho, puede
mejorar aspectos como la seguridad alimentaria, el sentimiento por el territorio y labores
cotidianas, lo cuales es un indicio de una comunidad saludable y sostenible (Martínez,
Betancourt y Velásquez, 2022). Aunque la definición de educación sostenible apenas
emerge, y se visibilicen proyectos en este ámbito, no se cuenta con un marco definido de
actividades que apunten a la sostenibilidad como concepto (Flores, 2015). También es
de tener en cuenta que la necesidad de acciones de cuido y amabilidad con el ambiente
es de gran significado porque poco se cuenta con estos valores en los discentes, y es
necesario como lo menciona Cermeño (2021) que desde la educación se implemente un
modelo educativo que priorice la sostenibilidad desde las prácticas agrarias.
Las instituciones educativas, según Cantú (2013) emplean una posición muy
importante en la recuperación de las creencias, costumbres y educación ambiental, es el
dispositivo que despierta comportamientos y prácticas a favor de la conservación de los
recursos naturales. La preparación académica desde un enfoque de desarrollo basado
en la sostenibilidad en el territorio, se enmarca en un paradigma emergente producente
de nuevos cambios desde lo social, económico y cultural; donde se catapulta la formación
integral al igual que el pensamiento socio crítico y percepción regional.
Del mismo modo, como lo expresa Moreno al citar a Simóes, Yanes y Álvarez (2019)
que la educación debe ser un elemento integrador y transversal de todas las áreas
curriculares y programas académicos para que se pueda consolidar el término de
sostenibilidad, con esto se logra que los estudiantes adquieran habilidades y
competencias que les facilita entender, percibir y tomar decisiones con respecto a las
diferentes problemáticas sociales y ambientales presentes en su entorno.
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Es importante reconocer la huerta como escenario pedagógico que requiere
implementar estrategias de aprendizaje colaborativo y cooperativo, que promueven la
participación activa de los educandos, haciendo posible encontrar un sentido
transcendental a partir de los roles que desempeñan en el contexto educativo y en su
comunidad (Vásquez, 2014 y Moreno, 2023). Sin embargo, es importante que los
objetivos para la recuperación de costumbres ancestrales estén a disposición de la
pedagogía y no al contrario, pues la importancia de estos objetivos desde una perspectiva
pedagógica no es para ello mismo, sino que mejoren la formación integral de los
estudiantes (Moreno, 2023). Por ello, resalta Rodríguez et al. (2021) que la creación y
reproducción de espacios pequeños de siembra como la huerta, por ejemplo, se pueden
sobrentender como buenas intenciones didácticas, muy útiles al momento de
implementar procesos de enseñanza en los discentes, vinculando la pedagogía con
saberes ancestrales agrícolas.
En esa misma intención, los huertos en los espacios locales urbanos desarrollan
competencias sociales, formativas e investigativas que involucran también nuevos
conocimientos sobre el trabajo de la tierra (Vera, 2015). Ahora bien, la idea es
implementar la huerta en pequeños espacios fértiles como jardines, patios, traspatios,
terrazas, materas entre otros; en locaciones educativas, hogares, espacios públicos o
donde se permita, con tal de identificar un fin didáctico de enseñanza y además otras
aristas como la producción de algunos alimentos básicos de la dieta tradicional, ideas de
producir ingresos económicos para el sustento familiar. Como lo manifiesta Moncada
(2017), la implementación del huerto es una forma estratégica de aprendizaje activo,
donde la creación de la misma lleva una serie de pasos bien establecidos que desarrolla
en los educandos, la indagación, trabajo colaborativo, competencias comunicativas,
afectivas por el entorno, debido el espacio de interacción creado.
Estas son estrategias metodológicas aplicadas por el docente, como lo expresan
Díaz y Hernández (2010), son de naturaleza flexible y tendientes a desarrollar el
pensamiento reflexivo con intención de favorecer el aprendizaje significativo en los
estudiantes. En consecuencia, lo interesante de llevar a madurar una didáctica en los
contextos de enseñanza y aprendizaje es fomentar la recuperación de acciones y
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costumbres agrícolas olvidadas de la región que apunten al mejoramiento del tejido
social, lo que conlleva a implementar prácticas agrícolas de carácter ancestral que
requieren de mucho intercambio de saberes, involucrar a los mayores en el proceso de
implementación de los huertos, alentar la agricultura, mitigar un poco la pobreza y mejorar
el bienestar de las familias relacionadas con los educandos.
Los argumentos teóricos expuestos, sirvieron de hipótesis en el presente artículo
para que se propusiera como objetivo analizar la huerta urbana como estrategia didáctica
para la recuperación de costumbres agrícolas ancestrales, pues ante la presencia de
prácticas indebidas, malos bitos y perdida de la identidad. Se hace necesario hacer las
adaptaciones curriculares y luego reflejarlas en espacios académicos que permitan
establecer canales de enseñanza y aprendizaje desde la experiencia y contacto con la
naturaleza en virtud de la apropiación e implementación de costumbres agrícolas desde
lo ancestral.
MÉTODO
El presente artículo fue fruto del análisis documental realizado sobre aportes de
diferentes autores que sustentan teóricamente el objeto estudio del presente artículo. Se
seleccionaron 19 artículos científicos producto de una revisión bibliográfica descriptiva
provenientes de base de datos tales como Redalyc, Redined, Dialnet y Scielo. El proceso
de búsqueda se desarrolló teniendo en cuenta los siguientes descriptores: huerta urbana,
huerta escolar, culturas y costumbres, estrategias didácticas, agricultura ancestral.
Los criterios de selección se fundamentaron principalmente en aspectos, tales
como: artículos de revista y textos completos comprendidos entre 2018 y 2022, en idioma
portugués, español o inglés, a excepción de algunos como el expuesto por González
(2015), Pinto y Abad (2017), Herrera Contreras (2021), que adicionan un gran aporte
teórico, donde por ejemplo se resalta la importancia de salvaguardar las costumbres y
creencias ancestrales, el ambiente y la reproducción de prácticas agrícolas, combinando
tecnologías amigables con los ecosistemas (González, 2015).
La importancia de cultivos y su alto valor como elemento representativo de la cultura
y sus usos (Pinto y Abad, 2017). También se incluyen la huerta como estrategia curricular
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en los planes de trabajo académico en las instituciones (Herrera Contreras, 2021).
Alineado con los tópicos de la presente investigación, de los cuales se excluyeron
aquellos estudios sobre la huerta no relacionados con la educación formal. Terminado el
proceso de búsqueda fue muy práctico ordenar los artículos por temáticas, autor, año y
referencias (Moreno, 2023). Permitiendo sustraer y analizar importante información para
la generación de categorías. Las temáticas en las que se ubicaron los distintos artículos
fueron: (A1) La huerta urbana; (A2) Agricultura, costumbres ancestrales; (A3) Estrategias
didácticas.
Tabla 1
Distribución de los artículos por temáticas (2018-2022)
Autor(es)
Temáticas
A1
A2
A3
González, M.
X
Pinto, M., y Abad, A.
X
Herrera Contreras, H.
X
Camargo, L. y Ramírez, A.
X
Mantelli, J.
X
Zambrano, Y. Rocha, C. Florez, G. y Nieto, L.
X
Dantas, D.,Oliveira, T., Oliveira, F., y Lacerda, D.
X
Martínez Carbonell, J.
X
Tobar, D., Carabalí, Banguero, D., y Bonilla, D.
X
Rentería, C., y Vélez de la Calle, C.
X
Martínez, Y., y Montoya J.
X
Zambrano, C., Alvares, R., y Najar, S.
X
Urías, D. y Ochoa, J.
X
Cantero, E., y Hernández, E.
X
Rodríguez, L.
X
Triana, L., y Pérez, S.
X
Villalva, M., y Inga, C.
X
Márquez, T., y Cuellar, M.
X
Solarte, D., y Enar, E.
X
Total
6
7
6
El análisis realizado se basó en la discusión de los diferentes artículos a través de
cuadros de análisis donde se discriminó la información sustraída de cada uno la
importancia de cada uno, la importancia de la utilización de la huerta como estrategia
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didáctica y la práctica de costumbres desde lo ancestral, emergiendo criterios pertinentes
a la intención objeto de estudio de la investigación. Estas fueron: Educación desde lo
ancestral, la huerta como estrategia didáctica y la huerta como escenario transversal de
aprendizaje cooperativo.
RESULTADOS
La huerta como estrategia didáctica
Según Zambrano et al. (2020), la creación de huertas en las escuelas y hogares
urbanos, puede ser una estrategia educativa efectiva para aumentar el interés y la
motivación de los discentes, y superar las limitaciones del aula de clase. Como elección
pedagógica tiene la iniciativa de buscar la competitividad y la producción con aplicaciones
innovadoras en la implementación de sembrados cotidianos o comunes teniendo en
cuenta la apreciación de Muñoz y Yepes (2020). Por otro lado, Tobar, Carabalí y Bonilla
(2020) resaltan la importancia de la implementación de salidas de campo estructuradas
con la intención de fomentar la observación y recolección de datos sobre la evolución de
los cultivos e interacción con el medio. Además, Moreno (2023) destaca la necesidad de
estos espacios para fortalecer las ejecuciones de un aprendizaje efectivo. Y por su parte,
Díaz y Hernández (2010) reafirman que el docente debe tener un amplio conocimiento
sobre las estrategias de aprendizaje a ejecutar.
En el ámbito educativo, resulta imprescindible que los docentes se empoderen y
apliquen estrategias pedagógicas que no solo fomenten el desarrollo de habilidades
cognitivas, sino que también aborden aspectos que no solo fomenten el desarrollo de
habilidades cognitivas, sino que también aborden aspectos socioemocionales,
medioambientales y económicos en aras de una educación integral de los estudiantes,
según Zambrano et al. (2018). Asimismo, Moncada (2017) destaca la importancia de la
relación entre la teoría y la práctica en un entorno de aprendizaje dinámico, que además
ayuda a los alumnos a comprender las problemáticas ambientales al tener contacto
directo con las variables meteorológicas, tal como señala Vera (2015). Y al momento de
realizar limpiezas, reconocimientos, arados y preparación de suelos en los espacios de
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las huertas según Mantelli (2018) se forman competencias agroecológicas favorables con
el medio.
En esa misma intención, según Márquez y Cuellar (2021), la creación de huertos
escolares tiene un gran potencial como herramienta innovadora en la educación, ya que
fomenta el aprendizaje significativo al permitir que los estudiantes trabajen en espacios
naturales al aire libre y se relacionen con el entorno y las problemáticas socioambientales
que se muestran en él. En ese orden de ideas, Martínez y Montoya (2020) resaltan lo
apropiado de la controversia entre estudiantes, creando espacios y vivencias con sus
homólogos y mayores sobre los conocimientos propios existentes y los nuevos
adquiridos. Esto implica una ruptura con el modelo de enseñanza tradicional y
proporciona una interacción activa con y en el entorno.
La huerta como escenario de aprendizaje.
La implementación de la huerta como estrategia pedagógica como resalta Tobar et
al. (2020), es fundamental en todas las áreas del conocimiento, ya que se integra a las
mallas curriculares y se convierte en una actividad continuada que permite fortalecer
desde los niveles básicos de la educación. En cuanto al aprendizaje, la huerta es una
estrategia que potencializa habilidades sociales y científicas básica necesarias, tanto en
la vida escolar como en la profesional, según indica Martínez (2020). Como apoyo a la
literatura, Camargo y Ramírez (2018) plantean la huerta como escenario de aprendizaje
que tiene gran posibilidad de incitar a la producción de textos descriptivos, metafóricos y
de otros géneros literarios que emergen de la exploración de la misma, y que se pueden
transpolar a diferentes idiomas.
Además, debido a la relación que existe entre la huerta como herramienta escolar,
las prácticas agrícolas tradicionales y los conocimientos específicos de las diferentes
áreas de enseñanza en el mismo entorno, se convierte en un escenario de aprendizaje
transversal (Moreno et al. 2014); ligar la huerta con herramientas Tics, como lo hizo
Rodríguez (2021) permite al educando la apropiación de los diferentes pensamientos en
el área de matemáticas, ciencias naturales y relaciones sociales, contribuyendo a la
formación de un ser íntegro y compenetrado en su contexto. También es una estrategia
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viable según Urías y Ochoa (2020) para fortalecer la resiliencia en la formación de los
aprendizajes, plantando la base de los pueblos, apuntando a aspectos económicos,
sociales y ambientales, con intención de mejorar la calidad de vida y sus costumbres.
Según Rodríguez et al. (2021), utilizar la huerta como estrategia pedagógica permite
una transversalidad en las áreas de conocimiento, lo que resulta en un aprendizaje más
placentero para los estudiantes y un mejor desempeño en competencias matemáticas en
ciencias naturales y como herramienta de investigación para el entendimiento sobre lo
que piensan los discentes cuando se enfrentas a espacios medioambientales. Además,
el pensamiento geométrico se vuelve más práctico al medir los espacios de las huertas.
En este sentido, la conexión de áreas temáticas desde la huerta como herramienta
educativa permite transversalizar el lenguaje, lo que significa abrir la enseñanza a otros
conocimientos y facilitar la comunicación entre ellos como motivación a los nuevos
aprendizajes y diseños de las nuevas pedagogías activas, como lo menciona Dantas et,
al. (2014).
Educación desde lo ancestral
La transmisión de saberes, creencias y costumbres de una comunidad, conjunto
social o tribu en algunos casos particulares, es lo que garantiza la prevalencia en el
tiempo de su medio y forma de vida. El existencialismo del ser humano marca una
esencia fundamental desde lo intrínseco y lo extrínseco, para identificar su relación
consigo mismo, es lo que caracteriza al ser presente frente a su propio pensamiento
(Solarte y Enar, 2021). Así como lo manifiestan Rentería y Vélez de la calle (2020) que
de un modo particular se cuida la gastronomía, las costumbres de la siembra, la
ganadería, actividades del hogar, maneras de enseñanza, transmisión de conocimientos,
cuidos de los principales cultivos y preservación entre otros accionar de gran importancia
para la cultura. Y lo que en palabras de Pinto y Abad (2017) se traduce en conservación
de costumbres, ritos y demás accionares propios que permiten la prolongación de
tradiciones a futuras generaciones, alejando del olvido sus verdaderos legados.
Del mismo, como asegura Villalva e Inga (2021), se identifica que la producción
agrícola, así como los procesos de siembra, cosechas y la preparación de alimentos
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coinciden con celebraciones de fiestas importantes del sector, en meses específicos del
año para adorar la celebridad. Los motivos por rescatar productos agrícolas se dan por
el interés de las comunidades en recordar y reconocer la cultura que gira alrededor de
sus platos típicos de base agrícola resultado del trabajo de la tierra, como afirman Triana
y Pérez (2021), aprovechando la oportunidad existente de una gran variedad de saberes
orales y tradiciones oriundas de la región, con posibilidad de recuperar y lograr que
perduren en el tiempo. Potencializando los saberes ancestrales que se consideran
necesarios estudiar las condiciones que tienen estos conocimientos prácticos, para
reproducirse en nuevos contextos, y de ser compartidos con otros sujetos (González
2015).
Por otro lado, la educación en Colombia, tiene dificultades para reconocer el valor
de los saberes ancestrales de las comunidades, por lo tanto, le es difícil equilibrar los
programas educativos con los requerimientos culturales de cada comunidad y, en
consecuencia, estos saberes son excluidos de los programas educativos (Cantero y
Hernández, 2021). Por ello es necesario que el tema de los territorios, saberes
ancestrales, prácticas agrícolas se incorporen a los planes de área para explicar a los
niños y niñas distintos temas como ecosistemas, medioambiente, entre otros; y lograr
una inclusión al currículo y fomentar estos saberes desde la escuela, lo que debería ser
beneficioso para los estudiantes en el proceso de enseñanza y aprendizaje, y conozcan
los saberes ancestrales de sus aborígenes, como lo asevera Rentería y Vélez de la calle
(2020).
CONCLUSIONES
La huerta en la urbanidad, como recurso didáctico pude ser una estrategia
importante para la práctica educativa enfocada en la recuperación de algunas tradiciones
como por ejemplo las prácticas agrícolas que en tiempos pasados eran actividades
importantes de las regiones, promoviendo en ello competencias socio críticas, afectivas,
que les permitan conocer más sobres sus creencias y costumbres, mayor sostenibilidad
alimentaria, sensibilidad ante las problemáticas ambientales de su contexto, valorando
recursos naturales y principalmente destacando la importancia de los mismos, fortale-
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ciendo una verdadera y sólida seguridad alimentaria en sus municipios.
Aprovechando saberes culturales y ancestrales de los padres o abuelos sobre
técnicas de siembra, cuidado de cultivos y la conexión con la naturaleza desde su entorno
más cercano. Todo ello a través de la transmisión de saberes de los mayores, con el
apoyo de los docentes que tengan el conocimiento y la idoneidad pedagógica, que con
su praxis sobrepasen los límites del aula e innovando en estos entornos cotidianos. Es
de impacto mencionar que con estas acciones de creación de la huerta como praxis
educativa y de costumbres desde lo ancestral revive la importancia de valorar las raíces
e identidad de los pueblos en las nuevas generaciones, convirtiéndose en factor
vinculante de los discentes inmersos en ella, los cuales son elementos recuperados de
una sociedad basada en el consumismo y prácticas indeseadas e impropias que se hacen
ver de mal oferentes en nuestra región.
CONFLICTOS DE INTERESES
El autor manifiesta no tener ningún tipo de conflicto de interese para la publicación
de este artículo.
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